En la efervescente década de 1980, un período dominado por la innovación y la búsqueda de emociones al volante, Fiat concibió una máquina que dejaría una marca indeleble en la historia del automovilismo: el Fiat Uno Turbo. Este no fue un simple utilitario más; fue la audaz declaración de intenciones de la marca turinesa, un vehículo nacido para desafiar el orden establecido y democratizar las altas prestaciones.

La génesis del Uno Turbo se encuentra en el éxito de su hermano más dócil, el Fiat Uno, presentado en 1983. Diseñado por Giorgetto Giugiaro, el Uno era un derroche de eficiencia y aprovechamiento del espacio, un auto pensado para las masas. Sin embargo, en los pasillos de Fiat se gestaba una idea más radical. La era de los “hot hatches” estaba en pleno apogeo, con contendientes como el Volkswagen Golf GTI y el Peugeot 205 GTi dominando el mercado. 

Fiat necesitaba una respuesta, un automóvil que no solo fuera práctico, sino también apasionante.

La idea no era simplemente añadir potencia, sino crear un paquete equilibrado y tecnológicamente avanzado. Así, en 1985, vio la luz la primera generación del Fiat Uno Turbo i.e. El corazón de esta pequeña bestia era un motor de 1.301 centímetros cúbicos, una cilindrada modesta que, gracias a la magia de la sobrealimentación, se transformaba por completo. Equipado con un turbocompresor IHI refrigerado por agua, un intercooler para enfriar el aire de admisión y un avanzado sistema de inyección electrónica Bosch LE-Jetronic, este propulsor era una joya de la ingeniería para su época.

fiat uno turboi.e

El resultado era una potencia de 105 CV a 5.750 rpm y un par motor de 147 Nm a 3.200 rpm. Cifras que, en un chasis ligero con un peso en vacío de apenas 845 kg, se traducían en una experiencia de conducción explosiva. El Uno Turbo era capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en poco más de 8 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 200 km/h, prestaciones que lo ponían a la par, y en algunos casos por delante, de sus rivales más establecidos. Para gestionar este torrente de potencia, el chasis fue convenientemente adaptado, con una suspensión más firme y frenos de disco en las cuatro ruedas, ventilados en el eje delantero.

El Fiat Uno turbo también contaba con cambios estructurales, como una barra estabilizadora y un sistema de frenos con discos ventilados delanteros. Y añadía velocímetro, cuentarrevoluciones e indicadores de presión, temperatura del aceite, temperatura del agua, combustible y, por supuesto, del turbo.

El exterior, aunque era discreto, tenía personalidad con un parachoques delantero revisado con faros antiniebla integrados y entradas de aire para el intercooler, además de pasos de rueda procedentes del Uno SX, y un portón trasero de fibra de vidrio con un alerón. Las llantas de aleación de 13 pulgadas se combinaban con neumáticos en medida 175/60. Y, dentro, había terciopelo negro decorado con las cinco barras rojas del logotipo de Fiat, las alfombrillas eran de color rojo que contrastaban con el negro de los cinturones. El volante de cuatro radios y un reloj rojo de cristal líquido completaban las novedades del Uno Turbo.

Como anécdota, te cuento que el mismo año que el Uno Turbo se puso a la venta en 1985 tuvo un fuerte respaldo de Michele Alboreto, por entonces piloto de Ferrari. Alboreto probó el Uno Turbo en el circuito de Jacarepaguá, Brasil, y fue noticia en todo el mundo. Al final de la jornada, el campeón italiano dijo del pequeño deportivo que “Es divertido, sensible y el turbo te acelera el corazón. Con un poco más de potencia, sería perfecto para la pista”.

fiat uno turbo i.e

Además se incorporaron opciones según el mercado de destino, tales como: sistema de control de frenado denominado Antiskid por la marca Fiat, el cual incorporaba un sistema antipatinamiento muy novedoso en su momento, (lo cual hoy parece que es una super novedad en modelos del nuevo milenio); compaginándolo con el sistema ABS(Antilock Brake System), asientos Recaro, lavafaros, techo solar, climatizador, cierre centralizado de puertas y levantavidrios eléctricos, convirtiéndose así en el vehículo más equipado y veloz de este segmento.

fiat uno turbo i.e

No se le podía añadir ningún reproche al funcionamiento del motor: buen arranque en frío y sin ninguna tendencia a calentarse, aunque le diésemos cera sin contemplaciones. Por debajo de las 2.000 RPM el turbo entraba en acción con contundencia, y por debajo de las 2.500 RPM entregaba el casi todo el par máximo -147 Nm a 3.200 RPM-. Los 105 CV los volcaba a 5.750 RPM. 

Lo más llamativo de su respuesta era que no tenía la clásica patada de los motores turboalimentados, gracias a la inyección electrónica y a la elección de un turbo adecuado. Casi se comportaba como un atmosférico, por suavidad y rapidez de respuesta del acelerador.

En su primer restyiling se modificó el motor aumentando su cilindrada hasta los 1,4 litros, y en igual proporción subió su potencia hasta los 118 CV a 6.000 RPM, y el par motor hasta los 165 Nm a 3.500 RPM, mejorando sus prestaciones. Se deshinchó poco después hasta los 114 CV al tener que equipar un catalizador. También incorporó una nueva caja de cambios de cinco velocidades. 

El Uno Turbo se fabricó hasta 1994 dejando el testigo al Punto GT. En su momento, conquistó a más de 50.000 conductores.

 

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