En un mundo donde los autos eléctricos a menudo buscan ser cada vez más grandes, más potentes y más tecnológicos, surge una propuesta que nos invita a mirar hacia atrás con una sonrisa nostálgica, pero con la vista puesta firmemente en el futuro.
Te voy a contar sobre el Microlino Spiaggina, una pequeña joya que no solo es un guiño descarado al icónico BMW Isetta, sino que también evoca el espíritu despreocupado de los “spiaggina” italianos de los años 50 y 60, esos vehículos playeros sin puertas ni techo, perfectos para un paseo bajo el sol.
Imaginemos por un momento la escena: un día de verano perfecto, la brisa marina, y un pequeño vehículo que se desliza silenciosamente por la costa. Esa es la fantasía que el Microlino Spiaggina busca materializar. No es un auto para la autopista ni para grandes viajes; su propósito es mucho más específico y encantador.

Su diseño es, sin duda, su carta de presentación. Mantiene la esencia del original, con esa puerta frontal que se abre como la nevera de un viejo amigo, un rasgo inconfundible heredado del Isetta. Pero la versión Spiaggina va un paso más allá en su búsqueda de la ligereza y la conexión con el entorno. Aquí no hay puertas laterales, solo unas discretas barras de seguridad que nos recuerdan que estamos en un vehículo, no en una moto. Y el techo, por supuesto, es una lona retráctil que se pliega para dejar el cielo como techo, invitando al sol y al aire a ser parte del viaje. Los asientos, a menudo con materiales resistentes al agua, refuerzan esa idea de vehículo playero, listo para la aventura sin preocuparse demasiado por la arena o el salitre.

Con una longitud de 2.519 mm, un ancho de 1.473 mm y una altura de 1.501 mm, este compacto biplaza sigue la filosofía de diseño de un cuadriciclo eléctrico clase L7e, pero con detalles de alta gama.
Trae un motor eléctrico de 12,5 kW (17 HP) ubicado en el eje trasero, que impulsa las ruedas traseras y ofrece una velocidad máxima de 90 km/h. Su batería de 10,5 kWh le proporciona una autonomía de 177 km con una sola carga, más que suficiente para moverse cómodamente por la ciudad o hacer excursiones cortas.
Además, la carga del 0 al 80% de este vehículo se puede realizar en tan solo cuatro horas, gracias a su sistema de 2,2 kW. La versión cerrada del Microlino ofrece opciones adicionales con baterías de 5,5 kWh y 15 kWh, que permiten rangos de 93 km y 228 km, respectivamente, brindando alternativas para diferentes tipos de conductores.
Su cabina está equipada para dos personas, y ofrece un pequeño baúl de 230 litros, bastante espacioso en comparación con otros vehículos de este tipo. Además, su piso imita la madera, lo que le da un toque marítimo que combina con los colores disponibles: Portofino Blue y Sardinia Sage.
Bajo esa carrocería tan particular, late un corazón eléctrico. El Microlino Spiaggina se mueve con la agilidad que le da su tamaño compacto y su motor eléctrico, ideal para la ciudad y los caminos costeros. No busca velocidades de vértigo ni autonomías para cruzar continentes; su magia reside en la eficiencia y en la experiencia de conducción. Es un vehículo que te invita a bajar el ritmo, a disfrutar del paisaje y a sonreír cada vez que alguien te mira con curiosidad y una pizca de envidia.

El Microlino Spiaggina está disponible en un tono verde claro mate y en azul con un techo blanco y azul. El interior coincide con los colores exteriores y, para enfatizar el encanto marítimo, el volante y los revestimientos de piso y maletero están hechos de madera. Desafortunadamente, el pequeño portón trasero que equipó el prototipo no se retuvo para la serie.

El Microlino Spiaggina destaca no solo por su estilo, también por su precio competitivo. Las versiones arrancan en 24.990 euros, una diferencia significativa que lo hace más accesible para aquellos que buscan un opción urbana eléctrica con estilo.