Brooklands es mucho más que un simple lugar: es un hito monumental en la historia del transporte y la ingeniería británica. Su historia comienza en 1907, cuando fue construido en Surrey como el primer circuito de carreras automovilísticas del mundo diseñado con un propósito específico. 

Su creador, Hugh F. Locke King, imaginó un lugar donde los coches británicos pudieran ser probados a alta velocidad, y su diseño fue revolucionario. Los peraltes de hormigón, algunos de los cuales se elevaban casi nueve metros, permitían a los vehículos mantener velocidades de más de 160 kilómetros por hora de forma segura. Estos peraltes no solo eran una maravilla de la ingeniería de su tiempo, sino que también se convirtieron en la característica más icónica del circuito. 

Durante los años que siguieron, Brooklands se transformó en el centro neurálgico del automovilismo británico, atrayendo a multitudes y a los mejores pilotos y coches del mundo. Fue el escenario de innumerables récords de velocidad y en 1926 albergó el primer Gran Premio de Gran Bretaña. 

La era dorada del automovilismo en Brooklands llegó a un abrupto final con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, cuando el circuito dejó de usarse para las carreras.

brooklands

Sin embargo, el destino de Brooklands ya estaba entrelazado con otro tipo de velocidad: la aviación. Desde 1908, poco después de la inauguración del circuito, se estableció un aeródromo en el interior de la pista. 

Fue en ese lugar donde el aviador A.V. Roe realizó el primer vuelo propulsado de un británico en un avión de su propia fabricación. Este evento marcó el inicio de una nueva era para Brooklands, que se convirtió en el epicentro de la fabricación de aviones del Reino Unido. Empresas legendarias como Vickers y Sopwith construyeron miles de aviones en el lugar, y el sitio jugó un papel crucial en la producción de aeronaves icónicas que serían determinantes en los conflictos mundiales. 

El bombardero Vickers Wellington, una pieza clave en la Batalla de Gran Bretaña, y el Hawker Hurricane, uno de los aviones de combate más famosos de la historia, salieron de sus hangares. La importancia de Brooklands en la aviación no terminó con la guerra; continuó siendo un lugar fundamental en la industria aeroespacial, especialmente durante la era de la aviación supersónica. Fue en sus instalaciones donde se desarrolló el Vickers VC10 y, de manera significativa, se contribuyó al desarrollo del Concorde, el avión de pasajeros más rápido del mundo.

brooklands circuito

Hoy, el espíritu de Brooklands sigue vivo a través del Museo de Brooklands. Los visitantes pueden caminar por partes del circuito original, que han sido conservadas meticulosamente como un monumento histórico. El museo alberga una impresionante colección que narra la doble historia del lugar, exhibiendo desde coches de carreras y motocicletas clásicas hasta una variedad de aviones que reflejan la importancia del sitio en la historia de la aviación. La joya de la corona de la colección aérea es, sin duda, un Concorde que fue construido en la misma planta de Weybridge y que los visitantes pueden recorrer por dentro. La experiencia en Brooklands es un viaje al pasado que muestra la audacia y la innovación de una época en la que la velocidad y la tecnología eran la vanguardia del progreso. El lugar no solo rinde homenaje a máquinas legendarias, sino que también celebra a los visionarios, ingenieros y pilotos que convirtieron a Brooklands en un sinónimo de velocidad, riesgo y avance tecnológico.

Brooklands
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