El mercado automotor argentino, con sus ciclos económicos volátiles, a menudo castiga la ambición. La historia está plagada de vehículos que llegaron con un pedigree impresionante, prometiendo un salto de calidad o tecnología, pero que se estrellaron contra la pared de la desconfianza del consumidor, los altos costos de mantenimiento o la sombra de un antecesor más simple.
¿Alguna vez compraste un auto usado y te arrepentiste al instante? En Argentina, hay modelos que prometieron revolucionar el mercado pero terminaron siendo verdaderas “joyas malditas”. Estos autos clavo llegaron con credenciales impresionantes, tecnología de punta y diseños ambiciosos, pero el público argentino les dio la espalda por razones muy concretas.
En esta guía completa, analizamos los fracasos más sonados del mercado automotor argentino, explicando exactamente qué salió mal con cada uno y por qué hoy es mejor evitarlos en el mercado de usados.
📌 En este artículo encontrarás:
- Los 8 autos clavo más famosos de Argentina
- Por qué fracasaron (razones técnicas y comerciales)
- Cuánto valen hoy en el mercado de usados
- Qué modelos evitar al comprar usado
- Los problemas más comunes de cada uno
- Alternativas mejores en el mismo segmento
¿Qué es un “Auto Clavo”?
En la jerga automotriz argentina, un “auto clavo” es un vehículo que pierde valor drásticamente, es difícil de vender y suele tener problemas mecánicos costosos. Estos autos prometieron ser exitosos pero fracasaron por diferentes razones: alta complejidad técnica, repuestos caros, desconfianza en la marca o simplemente llegaron en el momento equivocado.
💡 Dato clave: Un auto clavo puede perder hasta el 70% de su valor en los primeros 5 años, mientras que un modelo exitoso pierde aproximadamente 40-50%.
Aquí revisamos los casos de esos modelos que, a pesar de sus virtudes, quedaron atrapados en la incómoda zona de la irrelevancia.

Renault Laguna II
Este es un símbolo de cómo la alta tecnología puede arruinar una reputación consolidada. Si su antecesor era venerado por su robustez, el Laguna II prometió el lujo europeo con comodidades como la tarjeta de encendido manos libres y un diseño orgánico. Sin embargo, su sofisticación se tradujo rápidamente en fallos eléctricos crónicos que lo convertían en un dolor de cabeza para los talleres y los propietarios; la compleja electrónica asustó al mercado de usados, y su valor de reventa cayó en picada, garantizando que el público lo olvidara rápidamente como un experimento fallido.
El Laguna II fue lanzado a principios de la década de 2000 con la enorme presión de suceder al exitoso y confiable Laguna I. Renault prometió una berlina premium con un salto cuántico en diseño y tecnología, buscando competir directamente con los alemanes de segmento D. Estéticamente, el auto era un quiebre, con líneas orgánicas, un diseño de portón trasero inclinado muy moderno y un interior repleto de comodidades.
La principal virtud y, a la vez, su condena, fue la innovación. El Laguna II se destacó por ser uno de los pioneros en eliminar la llave tradicional, reemplazándola por una tarjeta de encendido y acceso (Key Card). A esto se sumaba una electrónica avanzada para gestionar la seguridad, los sensores de presión de neumáticos y los sistemas de confort. La idea era ofrecer un auto que se sintiera futurista.
Sin embargo, en el clima y las condiciones de uso de Argentina (y otros mercados), esta complejidad se transformó en una pesadilla. El Laguna II se convirtió rápidamente en un sinónimo de fallos electrónicos crónicos e impredecibles. La red CAN Bus, que gestionaba la comunicación entre los múltiples módulos electrónicos, sufría fallas constantes, generando problemas tan variados como fallos en el sistema de climatización, alertas falsas en el tablero o, peor aún, inmovilización total del vehículo. La tarjeta de encendido, el elemento más publicitado, era también uno de los más propensos a fallar.
Los mecánicos fuera de la red oficial, acostumbrados a la relativa simplicidad del Laguna I y otros autos Mercosur, se veían incapaces de diagnosticar o reparar los fallos del Laguna II sin equipos de scanneo especializados, elevando los costos de mantenimiento a niveles insostenibles.
La consecuencia fue inmediata y brutal: el valor de reventa se desplomó. El vehículo pasó de ser un contendiente premium a un auto temido en el mercado de usados. La reputación de ser “problemático” se extendió como reguero de pólvora, asegurando que, a pesar de sus virtudes en confort y seguridad, el público lo rechazara por el terror a la factura del taller.
El caso del Laguna II no fue un fracaso por diseño o por motorización, sino una lección de que la complejidad tecnológica mal implementada es el peor enemigo de la longevidad y la confianza en el mercado automotor. Hoy se lo recuerda como un auto bello y cómodo, pero una verdadera “caja de Pandora” electrónica.
Valor de reventa
El Laguna II es uno de los autos que más valor pierden en Argentina. Un modelo 2005 que costaba $40.000 USD nuevo, hoy vale menos de $6.000 USD usado. La reventa es extremadamente difícil por el miedo a los problemas eléctricos.
¿Vale la pena comprarlo usado?
❌ NO RECOMENDADO. A menos que encuentres una unidad excepcional con historial de mantenimiento completo en concesionaria oficial, evitalo. Los costos de reparación pueden superar el valor del auto.

Chrysler PT Cruiser
Este caso es fascinante porque no encaja en la categoría de “fracaso por complejidad” (como el Laguna II), sino en la de “fracaso por diseño excesivamente polarizante y obsolescencia rápida”.
El PT Cruiser llegó al mercado mundial, y por ende a Argentina, a principios de la década de 2000 con una tremenda fanfarria. Su promesa era ofrecer un diseño totalmente retro inspirado en los hot rods y las furgonetas americanas de los años 30, combinado con la practicidad de un monovolumen compacto. En un mercado dominado por diseños sobrios y conservadores, el PT Cruiser era audaz, llamativo y único.
Inicialmente, el auto fue un éxito rotundo. La novedad del diseño, su silueta inconfundible y la altura de su techo (que ofrecía una versatilidad interior y asientos removibles casi inédita) generaron largas listas de espera en Estados Unidos y un alto perfil aquí. Su diseño, que pretendía ser atemporal, fue el factor clave de su promesa.
Sin embargo, el mismo diseño que lo impulsó al estrellato fue el que lo condenó al olvido. La moda del retro pasó rápidamente, y el PT Cruiser comenzó a verse anticuado mucho antes que sus competidores. De ser un auto moderno y cool, pasó a ser una rareza estética de nicho.
En el mercado argentino, a este problema estético se sumaron las dificultades inherentes a ser un vehículo importado de Chrysler/DaimlerChrysler:
Costo de Mantenimiento: Los repuestos, aunque mecánicamente no era extremadamente complejo, eran más caros y difíciles de conseguir que los de los rivales Mercosur.
Motorización Mediocre: Las versiones más comunes que llegaron al país, generalmente con motores 2.0L o 2.4L atmosféricos, ofrecían un rendimiento de potencia que no estaba a la altura de lo que prometía su diseño deportivo. El andar era más de monovolumen que de deportivo compacto.
Consumo: No eran particularmente económicos para el segmento de compactos, un factor que siempre castiga las ventas en Argentina.
Valor de reventa
Un PT Cruiser que costaba $25.000 USD nuevo (2003), hoy vale apenas $5.000-6.000 USD. La depreciación es brutal y publicar uno en venta puede tomar meses.
¿Vale la pena comprarlo usado?
⚠️ SOLO COMO AUTO DE COLECCIÓN. Si te gusta el diseño y lo querés para uso ocasional, puede ser una opción divertida. Para uso diario, hay mejores alternativas más prácticas y económicas.

Citroën C5
Este es uno de los más tristes en la historia reciente de la marca en Argentina, ya que fue un vehículo que cumplía con la promesa fundacional de Citroën: máximo confort y diferenciación tecnológica, pero fracasó precisamente por esa misma virtud.
El C5 llegó al mercado (especialmente en sus primeras dos generaciones) con el objetivo de ser el heredero de la tradición de grandes berlinas de la marca, como el Xantia y el legendario CX. No venía a ser deportivo, sino el rey indiscutible de la comodidad.
El elemento central que definía al C5 y lo separaba de todos sus competidores era su sistema de suspensión Hydractive III (hidroneumática), un desarrollo que permitía al auto ajustar la altura de la carrocería en función de la velocidad y el estado del camino, además de ofrecer una amortiguación que filtraba las imperfecciones del asfalto como si fuera una “alfombra voladora”. Era, objetivamente, uno de los autos más cómodos para viajar, ideal para las rutas largas y a menudo irregulares de Argentina. Esta tecnología era su bandera, su gran argumento de venta y lo que justificaba su posicionamiento premium.
Si bien la Hydractive era una maravilla de ingeniería, se convirtió en el principal factor que lo condenó a la irrelevancia. En Argentina, la complejidad del sistema generó un miedo generalizado e incontrolable entre el público. La percepción era que si la suspensión fallaba, la reparación sería astronómica y solo podría ser realizada por talleres oficiales altamente especializados. Este estigma hizo que el valor de reventa del C5 se desplomara dramáticamente apenas salía de la agencia. Nadie quería hacerse cargo de un potencial problema hidráulico complejo.
Además, el diseño de la primera generación fue considerado por muchos como demasiado sobrio o incluso anodino, lo que no ayudó a generar pasión. El público prefería la simplicidad mecánica y la reventa segura de sus rivales (como el Ford Mondeo o el Volkswagen Passat).
El C5 se mantuvo en el mercado, pero siempre en volúmenes muy bajos y sin la capacidad de dejar una huella duradera. Es el ejemplo perfecto del auto que fue demasiado bueno y demasiado complejo para su propio bien, siendo castigado por el mercado por la excelencia misma de su ingeniería.
Valor de reventa
Un C5 que costaba $35.000 USD nuevo, hoy vale $7.000-8.000 USD. La reventa es muy lenta porque nadie quiere heredar una potencial bomba hidráulica.
¿Vale la pena comprarlo usado?
⚠️ SOLO PARA CONOCEDORES. Si encontrás una unidad con la suspensión en perfecto estado y tenés acceso a un taller Citroën de confianza, puede ser el auto más cómodo que manejes. Para el comprador promedio, es un riesgo muy grande.
¿Cuánto cuesta reparar la suspensión Hydractive?
- Cambio de esferas: $400.000-600.000
- Bomba hidráulica: $800.000-1.200.000
- Mantenimiento anual: $150.000-250.000

Ford Mondeo
Si bien no encaja en la categoría de “fracaso por complejidad” (como el Laguna II) ni de “fracaso por diseño” (como el PT Cruiser), sino que es el retrato del declive de todo un segmento y el costo de ser un vehículo importado de alta gama en un mercado volátil.
El Mondeo fue, durante muchos años, el buque insignia de Ford en el segmento D (sedanes medianos/grandes), prometiendo tecnología, seguridad y un confort de manejo superior.
Cuando el Mondeo llegó por primera vez a Argentina a principios de los 90 para reemplazar al venerable Sierra, fue un éxito rotundo. Se posicionó como un auto moderno, seguro y con prestigio, compitiendo de igual a igual con el Volkswagen Passat, el Renault Laguna y el Peugeot 406. Era la elección de quienes buscaban un sedán familiar grande sin llegar al costo de los vehículos alemanes premium de tracción trasera. Las primeras generaciones establecieron al Mondeo como un auto confiable y con buen andar.
El problema del Mondeo no fue su calidad; de hecho, las generaciones posteriores (especialmente el famoso diseño Kinetic Design a partir del 2007) fueron aclamadas por la crítica global por su excelente chasis, seguridad y motores Ecoboost.
Sin embargo, en Argentina, la Mondeo enfrentó un cóctel letal que la relegó a la irrelevancia:
Costo de Importación: La Mondeo se importaba generalmente desde Europa o México, lo que la hacía extremadamente sensible a los impuestos y al tipo de cambio. Esto elevó su precio a niveles que la ponían en conflicto directo con las marcas premium (BMW Serie 3, Mercedes Clase C), donde Ford no podía competir en prestigio.
El Fenómeno SUV: A partir de los años 2010, el consumidor argentino, al igual que el global, migró masivamente hacia las camionetas y los SUV. La Ford Kuga (de un precio similar o inferior) se convirtió en la opción de lujo familiar, canibalizando por completo las ventas del Mondeo.
Foco de la Marca: Ford Argentina orientó su estrategia hacia sus pilares más fuertes: la Ranger y los SUV (EcoSport, Kuga, Territory). El Mondeo pasó a ser un auto de nicho, casi testimonial.
El Mondeo se retiró del mercado argentino de forma discreta, sin una gran despedida, simplemente porque las ventas no justificaban los costos de importación y homologación. Terminó su ciclo como un vehículo tecnológicamente superior y muy bien valorado por sus pocos dueños, pero que fue asesinado por las tendencias del mercado y la economía local, no por fallas propias. Su legado es el de un excelente sedán que se fue porque el mercado dejó de querer sedanes grandes.
Valor de reventa
Un Mondeo 2015 que costaba $350.000 (unos $35.000 USD al cambio de entonces), hoy vale $10.000-12.000.000 ($10.000 USD aprox). Depreciación moderada por su calidad, pero reventa lenta.
¿Vale la pena comprarlo usado?
✅ SÍ, SI TE GUSTAN LOS SEDANES. El Mondeo es objetivamente un gran auto: seguro, cómodo, bien equipado y con mecánica probada. El problema no es el auto, sino que la gente prefiere SUVs.

Chevrolet Vectra GT
Lo podría resumir como “el arquetipo del auto víctima de la sombra de su propio legado” y de una pobre decisión de marketing en el mercado argentino. No fue un fracaso por fallas mecánicas graves, sino por una total falta de identidad y carisma.
El Vectra GT fue lanzado con una misión casi imposible: suceder al Chevrolet Astra, un compacto que se había ganado el corazón del público argentino gracias a su robustez, mecánica sencilla, excelente confort de marcha y confiabilidad. El Astra se había consolidado como un auto “para todo” que envejecía bien.
El Vectra GT, lanzado a fines de la década de 2000, era, en esencia, la versión Mercosur del Opel Astra H europeo, pero con una serie de adaptaciones. Su promesa era clara: traer el diseño europeo moderno y la seguridad del Vectra (el sedán de segmento superior) al formato hatchback.
El auto fracasó por varios motivos simultáneos que impidieron que se estableciera:
La Sombra del Astra: El público esperaba un sucesor con el mismo ADN de robustez y bajo costo, y el Vectra GT, al ser más grande, complejo y caro, no encajó.
Confusión de Identidad: Usar el nombre “Vectra” (que estaba asociado al sedán más grande) en un hatchback compacto generó una extraña sensación de que no era ni una cosa ni la otra. El apellido “GT” sugería deportividad que las motorizaciones estándar (a menudo 2.0L u 2.4L) no entregaban con suficiente entusiasmo.
Diseño Anodino: En un segmento donde competía contra el Ford Focus y el Peugeot 307 (autos con un diseño muy marcado y atractivo), el Vectra GT tenía líneas correctas pero genéricas y poco inspiradoras. Le faltó la “chispa” estética o el factor emocional que lleva a un comprador a justificar la inversión.
Posicionamiento de Precio: Se ubicó en un escalón de precio que no podía justificar. Por lo que costaba, el consumidor prefería ir por rivales que ofrecían un pedigree más fuerte o un diseño más agraciado.
El resultado fue que el Vectra GT nunca logró despertar ni amor ni odio; simplemente fue un auto funcional pero totalmente invisible en las concesionarias. Cumplió con su deber de transporte, pero falló catastróficamente en generar deseo o una identidad propia, asegurando su discreta desaparición hasta la llegada de su verdadero sucesor, el Chevrolet Cruze.
¿Quién lo compró?
Muy pocas personas. Los que querían Chevrolet compraban el Corsa o esperaban el Cruze. Los que buscaban hatchbacks medianos iban a Ford o Peugeot.
Valor de reventa
Un Vectra GT 2008 que costaba $50.000-60.000, hoy vale apenas $3.500.000-4.500.000. Depreciación severa y reventa muy difícil.
¿Vale la pena comprarlo usado?
⚠️ SOLO POR PRECIO. Si encontrás uno muy barato y bien cuidado, puede ser una opción funcional. Mecánicamente no es problemático, solo es… aburrido. No esperes revenderlo fácilmente.

Fiat Marea
En Argentina es el epítome de una ambición mal entendida y el riesgo de una marca que intenta saltar demasiado rápido a un segmento que no le corresponde.
El Marea fue lanzado a finales de los años 90 con el objetivo de ser el sucesor del Fiat Tempra y el encargado de posicionar a la marca italiana en el segmento D (sedanes y familiares medianos/grandes). Su promesa era clara: ofrecer un diseño elegante, con el toque de distinción italiano, y motorizaciones que rivalizaran con las berlinas europeas más serias.
El auto se destacaba por su sobrio pero atractivo diseño (especialmente la versión familiar, conocida como Marea Weekend) y, sobre todo, por su mecánica. La joya de la corona era el motor 2.0 litros de cinco cilindros y 20 válvulas. Este propulsor ofrecía una sonoridad única, una suavidad de marcha fantástica y una potencia que lo diferenciaba de los cuatro cilindros comunes. Con estos atributos, Fiat estaba seguro de poder atraer a una clientela que buscaba prestigio.
La Realidad: El Miedo a la Marca y el Estigma Mecánico
El fracaso del Marea se puede resumir en dos factores fatales que se retroalimentaron:
La Barrera de la Marca: El público argentino tenía a Fiat fuertemente asociada a la producción de vehículos populares, económicos y robustos (como el Uno y el Palio). Un comprador que buscaba un sedán ejecutivo de precio elevado simplemente no buscaba la insignia de Fiat. La marca no tenía el prestigio necesario en ese segmento para competir contra el Volkswagen Passat o el Ford Mondeo.
El Estigma de la Confiabilidad: El hermoso motor de cinco cilindros, si bien era suave, era también complejo y requería un mantenimiento muy preciso. Rápidamente, el Marea se ganó la temida reputación de ser un auto propenso al sobrecalentamiento y a costosas fallas en la tapa de cilindros si no se le realizaba el mantenimiento adecuado. Este rumor, sumado al alto costo de los repuestos especializados y la falta de expertise generalizada en los talleres para tratar ese motor, espantó definitivamente a los pocos clientes que se habían acercado.
El resultado fue que el Fiat Marea se retiró del mercado argentino con un volumen de ventas bajísimo y una reventa catastrófica. Hoy es recordado como un auto técnicamente interesante y con una mecánica ambiciosa, pero un rotundo fracaso comercial que fue aniquilado por la desconfianza en el soporte de la marca para productos de alta complejidad.
¿Quién lo compró?
Entusiastas de Fiat y personas que buscaban un sedán diferente a precio accesible. La mayoría tuvo problemas.
Valor de reventa
Un Marea 2000 que costaba $20.000-25.000 USD, hoy vale apenas $2.500-3.000 USD. Es casi imposible de vender.
¿Vale la pena comprarlo usado?
❌ NO RECOMENDADO. A menos que seas mecánico o tengas uno de confianza especializado en Fiat, evitalo. El motor de 5 cilindros es una bomba de tiempo sin mantenimiento riguroso.
Señales de alarma al comprar uno usado:
- Motor que pierde agua o aceite
- Historial de sobrecalentamiento
- Falta de comprobantes de service en concesionaria
- Precio “demasiado bueno para ser verdad”
Otros Autos Clavo en Argentina:
Además de los mencionados, estos modelos también fracasaron en el mercado argentino:
Fiat Linea
- Por qué fracasó: Diseño conservador, llegó tarde al segmento
- Precio usado: $4.000.000 – $7.000.000
- Problema: Competía con el Cronos, más económico y popular
Renault Symbol
- Por qué fracasó: Baúl agregado artificialmente, aspecto desbalanceado
- Precio usado: $3.000.000 – $5.500.000
- Problema: El Clio normal era más lindo y práctico
Peugeot 407
- Por qué fracasó: Demasiado caro para Argentina, problemas eléctricos
- Precio usado: $5.000.000 – $8.000.000
- Problema: Mantenimiento costoso, repuestos caros
Rover 75
- Por qué fracasó: Marca desconocida, red de talleres inexistente
- Precio usado: $2.000.000 – $4.000.000
- Problema: Imposible conseguir repuestos
Dodge Journey
- Por qué fracasó: Consumo elevado, origen chino oculto
- Precio usado: $8.000.000 – $13.000.000
- Problema: 15-18 litros cada 100 km en ciudad
Chevrolet Captiva
- Por qué fracasó: Menos confiable que sus rivales japonesas
- Precio usado: $10.000.000 – $16.000.000
- Problema: Mecánica menos robusta que Toyota RAV4 o Honda CR-V
Suzuki Baleno
- Por qué fracasó: Marca con poca presencia en Argentina
- Precio usado: $5.000.000 – $8.000.000
- Problema: Red de talleres limitada
Fiat Multipla
- Por qué fracasó: El auto más feo jamás fabricado
- Precio usado: $2.500.000 – $4.500.000
- Problema: Nadie lo quiere por estética, aunque es práctico.



