A pesar de la abrupta caida de las ventas de sus automóviles, ya que cerró el 2024 con una caída del beneficio neto del 30%, no todo parece estar perdido para VW.
La historia de esta curiosidad culinaria se remonta a 1973, en la mismísima planta de Wolfsburgo, Alemania. En un principio, el objetivo era simple: alimentar a los miles de trabajadores hambrientos que pasaban sus días montando autos. Volkswagen, fiel a su espíritu de autosuficiencia y control de calidad, decidió que lo mejor era producir su propia comida para la cantina de la fábrica.
Y así nació la “Currywurst”, una salchicha de cerdo con un toque de curry, que se convertiría en un fenómeno.
Y así, como por arte de magia (o de la necesidad de alimentar estómagos), nació el “ítem no. 199 398 500 A” (sii, leiste bien: tiene nro. de pieza como cualquier repuesto). Aunque compartía el mismo sistema de numeración que las piezas de un Golf o un Passat, este “ítem” no era un repuesto mecánico, sino algo mucho más apetitoso: un paquete de salchichas.
Contra todo pronóstico, esta delicia se convirtió en uno de los productos estrella de la marca. Para que te hagas una idea, solo en 2017 se despacharon casi 7 millones de estas salchichas, una cifra que superó largamente a la venta global de todos los Volkswagen en el mismo periodo. Este crecimiento de la compañía en cuanto a la venta de salchichas viene de varios años atrás: en 2019 las ventas ya habían alcanzado los siete millones, y en los años de pandemia de 2020 y 2021 fueron 6,5 millones. Aún así, la tendencia sugiere que estas ventas seguirán progresando. También hay que pensar una cosa: una salchicha cuesta bastante menos que un auto, pero el volumen de producción y venta de estas bellezas culininas es, cuanto menos, asombroso.
Hoy en día 30 cocineros se dedican a fabricar 18.000 de estas salchichas al día con una receta secreta en la que a la carne de cerdo se le añade algo de curry, pimienta y jengibre. Hasta hay un ketchup especial que también vende Volkswagen.
Con el tiempo, estas salchichas se volvieron tan populares entre los empleados que la demanda comenzó a desbordar las cantinas de la fábrica. El rumor de su delicioso sabor se extendió más allá de las paredes de Wolfsburgo, y pronto, la gente empezó a querer comprarlas. Lo que empezó como un simple servicio de catering interno, se transformó en una unidad de negocio alimentaria en toda regla.
En Volkswagen presumen de que estas currywurst son más sanas que otros productos similares, y el cocinero jefe, Franco Lo Presti —que las lleva fabricando desde 1979—, indicaba cómo “nuestra currywurst tiene un contenido en grasas de tan solo el 20%. Normalmente esta cifra ronda el 35%”.
Hoy en día, la salchicha de Volkswagen es una institución. Se vende en supermercados de toda Alemania, se exporta y, de hecho, la marca produce más salchichas que coches al año. ¡Piénsenlo! Es posible que su vecino tenga un Golf, pero en su heladera haya una Currywurst de Volkswagen. La planta de Wolfsburgo cuenta con sus propios carniceros (sí, ¡carniceros de Volkswagen!) que supervisan la producción diaria de miles de estas delicias. Incluso tienen una versión vegana para los paladares más modernos.
Así que la próxima vez que veas un Volkswagen pasar, o que comas una salchicha con curry, recuerda esta curiosa historia. Porque, al parecer, la ingeniería alemana no solo es buena para crear máquinas que ruedan por la carretera, sino también para producir bocados que conquistan el paladar.
