Cerca de un año atrás tuve el infortunio de pinchar un neumático. Como vivo en una zona rural, con el tiempo, este inconveniente se fue volviendo más usual.

Al primer lugar que fui no le dí mucha importancia, eso fué hace unos cuantos meses. Me vine a la ciudad, le presenté el problema a la gomería y me desentendí del tema. En unos minutos ya tenía el auto en condiciones para seguir rodando.

No pasó mucho tiempo cuando, curiosamente, volví a ver la misma cubierta casi desinflada. Esta vez mequedaba de paso otra gomería, asi que paré y la dejé para que le pongan un parche nuevamente. La gran sorpresa es que la pinchadura estaba en el mismo lugar, era la misma…entonces: que pasó acá?

La respuesta del gomero fué: “Te pusieron un tarugo en vez de hacer un parche”

Explicame la cuestión, le dije.

“El tarugo es un inserto que reemplaza al parche. Usualmente este invento servía para reparar las cubiertas de las motos, pero resultó que varias gomería grandes , digamos , empezaron a hacer uso del tarugo dado que es más económico (para ellos), el trabajo se realiza en mucho menos tiempo, y no requiere quitar el neumático de la llanta.

Todo bien, mientras me solucionen el problema , no me veo chiilando como loco.

Esperá…hay más, me dijo.

“Con el tiempo, el neumático va perdiendo su dibujo…es natural: el desgaste por rodamiento es inevitable…pero también el caucho del que está fabricado tambíen sufre, ya que se va poniendo menos elástico: siempre hablando de neumáticos de primera marca, en las que la manufactura el caucho lleva un porcentaje muy grande con relación a otros componentes, como el poliester (o plástico) tienen baja participación en el general, tanto como el acero, que sirve para darle la rigidez.

Por qué un parche es superior y más seguro que un tarugo para reparar un neumático

Ante la desafortunada, pero común, situación de una pinchadura en un neumático, surgen dos soluciones habituales en las gomerías: el “tarugo” (también conocido como mecha o inserto) y el “parche”. 

Si bien el tarugo puede parecer una solución rápida y económica para salir del paso, no es recomendable como reparación definitiva debido a los importantes riesgos que implica para la seguridad y la integridad estructural del neumático. La opción profesional, segura y duradera es siempre la que involucra un parche interno.

La diferencia fundamental entre ambos métodos radica en el enfoque de la reparación. El tarugo es una solución invasiva que se aplica desde el exterior, mientras que el parche es una reparación integral que se realiza desde el interior del neumático.

Un tarugo no dura de forma fiable y no se considera una reparación permanente por una combinación de factores que comprometen tanto el material del tarugo como la estructura interna del neumático.

Aquí te explico de forma clara y directa las razones de su corta vida útil:

1. Es un tapón, no un sello. El tarugo es una mecha de caucho que se introduce a la fuerza en la perforación. Su función es simplemente “taponar” el agujero desde el exterior. No se fusiona con el neumático ni repara la capa interna (llamada liner), que es la responsable de mantener el aire de forma hermética. Con el tiempo, este tapón pierde su capacidad de sellado.

2. Degradación del material. El caucho del tarugo está constantemente expuesto al calor de la rodadura, a la flexión del neumático y a los elementos externos (agua, suciedad, aceite). Estos factores hacen que el material del tarugo se reseque, se endurezca y se encoja. Al perder su flexibilidad, deja de sellar correctamente la perforación, provocando pérdidas de aire lentas pero constantes.

3. Agresión a la estructura interna. Este es el punto más crítico. Para colocar un tarugo, se utiliza un punzón o escariador que agranda y raspa el agujero original. Este proceso puede cortar y dañar los alambres de la malla de acero que forman la estructura del neumático. Una vez colocado, el tarugo no impide que la humedad se filtre por los bordes de la reparación. Esta humedad oxida los alambres de acero, debilitando progresivamente la carcasa desde adentro hacia afuera. Los propios alambres rotos y oxidados pueden, con el tiempo, “pinchar” o cortar el tarugo desde el interior, provocando que falle.

4. No soporta la dinámica del neumático. Un neumático se deforma y flexiona constantemente al rodar. El tarugo, al ser un cuerpo extraño insertado a la fuerza, no trabaja en armonía con esa dinámica. La tensión y el movimiento continuo pueden hacer que el tarugo se mueva, se desgaste de forma irregular o incluso sea expulsado de la perforación, sobre todo en frenadas o aceleraciones bruscas.

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